Síndrome postvacacional: hable con un parado para que se le quite la tontería

Publicada el 01 de septiembre de 2019. Fuente: Expansión

Tino Fernández


Cada año, a la vuelta de vacaciones, proliferan los consejos para superar el estrés postvacacional. Quienes no tienen un trabajo al que regresar, no lo sufren. Y los que creen padecerlo, quizá deberían analizar si su frustración responde a unas expectativas profesionales muy personales o a la obsesión de perseguir un trabajo ideal que no existe.


No hay trabajo perfecto, ni existe el jefe ideal, ni la empresa soñada. La frustración llega cuando uno se obsesiona con el puesto redondo y con la posibilidad de vivir en un paraíso profesional irreal. Quizá sería mejor que pensara en reinventar lo que ahora tiene. Incluso es posible que ya esté en el trabajo de sus sueños, pero tal vez no se ha enterado.


No cometa el error de idealizar las expectativas en un empleo. Cualquier trabajo tiene una cara amable y una cruz tediosa. El fallo está en diseñar su puesto haciéndose una composición de lugar que difiera de la realidad. Cuando pone ilusión en una actividad y mantiene las expectativas demasiado altas, llega la frustración.


Tal vez el verano le haya hecho pensar y decidirse a cambiar de trabajo. Es el típico propósito veraniego difícil de cumplir. Reflexione acerca de si el verdadero cambio es dejar la empresa en la que trabaja ahora, porque quizá lo realmente transformador y eficaz sea permanecer en ella. Y reinventarse.


Tenga en cuenta que la imagen que proyectan muchas empresas hacia afuera no coincide con lo que perciben quienes trabajan en ellas. La decisión de dejar ese trabajo que le frustra, arrastrado por ese supuesto estrés postvacacional, puede ser una mala idea: tal vez decida irse y termine llegando a una organización que aparentemente es ideal, pero que al cabo de un tiempo resulta ser peor que aquella de la que se ha ido.


Es posible que no haya hecho los preparativos previos y necesarios para estar satisfecho con su vida laboral. Hoy resulta muy complicado acertar con la carrera, la profesión o el sector que nos lleva al éxito y a la felicidad profesional. El mercado de trabajo cambiante y cada vez más competitivo exige que cada día nos reinventemos profesionalmente, incluso que cambiemos radicalmente de carrera, de profesión o de sector. No sería extraño que tenga que cambiar de vocación para buscar el desarrollo personal en otra actividad. Pero no podrá saberlo si antes no se ha planteado si la profesión que ha escogido tiene futuro o va a desaparecer; o si de verdad es usted bueno en lo que hace.

El problema puede estar en las expectativas que se ha creado, y en que nunca ha hecho el ejercicio de visualizar un futuro profesional retador y pensar en qué le gustaría estar haciendo dentro de 10 ó 15 años.


Analice las profesiones emergentes y las tendencias del mercado. Ahí puede encontrar datos objetivos que le muestran nuevas oportunidades profesionales.


Reflexione acerca de si en su compañía actual le respetan y si se siente valorado. Compruebe si aún sigue aprendiendo y si lo que hace en su actual empleo está alineado con el sentido de su vida. Si es así, no está tan mal como piensa.


En todo caso, debe saber que buscar empleo desde el que ya tiene es normal y necesario. No deje nunca de buscar trabajo, como si fuera el primero, como si estuviera en el mercado. Se trata de una estrategia cada vez más normal en un escenario laboral cambiante. Y en ese escenario el trabajo de su vida puede llegarle en cualquier momento. Pero debe estar preparado para ello. En esa búsqueda, debe centrarse en algo que esté basado en sus fortalezas.


Aunque tenga trabajo, resulta positivo que se preocupe de crear su propia empleabilidad, diseñando su carrera pensando en quién podría invertir en su talento. Y demostrando resultados.

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