¿Puede 'resetear' su marca personal y convertirse en un nuevo profesional?
Tino Fernández
La marca personal no duerme ni se va de vacaciones. Todo lo que usted ha escrito en las redes, o publicado en forma de fotografías o vídeos sigue activo... Quienes le siguen o simplemente le conocen, sus jefes, sus colegas del trabajo, los posibles reclutadores, continúan teniendo una opinión sobre usted, y todo genera me gusta y no me gusta, comentarios positivos y negativos... Todo lo que dice que hace, lo que es de verdad y lo que hace efectivamente en las redes sociales -que resulta determinante cuando busca un trabajo o si pretende alcanzar relevancia para mejorar su empleabilidad- sigue ahí para siempre.
Si esto es realmente así, cabe preguntarse qué posibilidades existen de resetear nuestra marca, de reconstruirla desde cero y crear un nuevo personaje fidedigno y creíble en el caso de que esa visibilidad pública nos perjudique; de que nuestra marca personal sea una losa y hayamos fracasado al crearla y desarrollarla.
Lo que piensan los demás
La opinión de Guillem Recolons, socio de Soymimarca, es que "no es posible reconstruir una marca personal porque no se ha construido, sino que se ha dejado en la mente de los demás sobre la base de actitudes, comportamientos y valores. En todo caso, es posible reposicionarla, reconducirla o simplemente mantenerla fuera del ruido digital". Añade que "la marca personal ni se construye ni se destruye. Como la energía, se transforma".
Eva Collado, consultora estratégica de capital humano, considera la marca personal como un ente vivo: "Construirla es fácil, mantenerla no tanto y perderla resulta más fácil de lo que podemos suponer. Un tuit desafortunado puede acabar con la credibilidad profesional, y aunque intente borrarlo siempre habrá alguien que habrá hecho una captura de pantalla... Lo verán nuestros colegas, jefes, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos... Es muy difícil, aunque no imposible, recuperar una marca. Se consigue con un ejercicio de humildad, reconociendo el error y pidiendo perdón".
Eva Collado cree que "cuando es la reputación la que queda dañada, el mal es máximo. Lo que se publica en las redes, queda en las redes y el 'derecho al olvido' es difícil de conseguir. Cuando la reputación está tan dañada, sólo cabe empezar de nuevo y demostrarle al mundo que nuestro poder de cambio es real, un camino difícil de recorrer que necesita de un triple esfuerzo, de ahí que muchos opten por desaparecer un tiempo de todos los canales. Es empezar de cero una vez más. Y a veces, el problema es el cansancio que produce una marca en sí misma, porque su actuación en el tiempo pierde fuerza y pasa de estar muy valorada a devaluarse. Esto pasa en muchas ocasiones por caer en un sistema de endiosamiento adornado de un ego insoportable que la gente percibe. En este caso el trabajo de recuperación de la marca pasa por volver a conectar con la comunidad de nuevo y conseguir el engagement perdido".
Borrón y cuenta nueva
Guillem Recolons también ofrece una casuística de quienes han decidido hacer borrón y cuenta nueva con su marca. Cree que el problema de reputación es un clásico: "Lo que se ha dicho o lo que se ha callado ha generado la reacción de un ejército de internautas que hace la vida imposible. Aquí no queda otro remedio que crear un personaje. Más que una reconstrucción se trata de crear un nuevo perfil, con otro nombre, y otra forma de comunicar. No es empezar de cero, sino crear un mini yo de características diferentes. Desde un punto de vista de marca personal, resulta complejo y requiere crear comunidades de valor desde cero, renunciando al pasado. Sería como lo que sucede en un programa de protección de testigos: crear una nueva identidad".
Otro caso es el problema de desgaste, que lleva a renunciar a la presencia digital. Recolons sugiere que "aquí la solución pasa por cambiar de plataformas y mantener una etapa de silencio. Después se trata de volver, pero sin la garantía de que los trolls hayan olvidado".
También puede suceder que cambie nuestro formato vital. Recolons se refiere en este caso a "profesionales fuertemente posicionados en un sector que descubren un lado diferente, completamente distinto y desean romper con el posicionamiento anterior. Se trata de un reposicionamiento. No es imposible, pero hay que tener en cuenta que las comunidades creadas responden al perfil anterior, y es posible que se sientan molestas o lejanas con el nuevo. Utilizar una marca comercial puede ser una salida puente para reiniciar el camino".
Errores que venden
Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, ofrece una perspectiva diferente del error que podemos cometer en la gestión de nuestra propia marca. Para empezar, distingue entre errores y mentiras: "Los primeros se producen y, si se gestionan bien, pueden ser utilizados a favor de quien los comete. Pero las mentiras son el mayor error que puede cometer un profesional o una persona en sus relaciones. Hacen que nuestra reputación se venga abajo".
Pérez añade que "en un contexto como el de los medios sociales, en el que parece que hay que ser perfecto en todo lo que hacemos, aquellos que cometen errores consiguen una mayor conexión con su 'audiencia'. Hacer públicas las meteduras de pata consigue muchas respuestas del tipo "a mi también me pasó algo parecido". Y a partir de ahí, se genera interés por conocer la explicación sobre lo que se hizo para resolverlo".
El experto añade que "aunque las historias de éxito venden mucho, suelen interesar más las de aquellos que han fallado y se han recuperado... o no. Lo importante es sacar conclusiones y aprendizajes y demostrar que se han adquirido destrezas y experiencias útiles. Es difícil equivocarse si uno no hace nada. Los que se equivocan demuestran iniciativa, creatividad, motivación, asunción de riesgos... Si se explica bien la historia del error, desde sus inicios hasta su resolución. Y ahora que está de moda el storytelling, los errores quizá sean la mejor forma de crear buenas narraciones".
Cómo tomar postura
- Lo que dice y muestra en las redes puede pasarle factura, y es evidente que afecta a su vida profesional y a sus posibilidades de encontrar trabajo o a su propia marca.
- Hay una dicotomía entre el 'Yo real' y el 'Yo social', y muchas veces el objetivo es generar un 'Yo percibido' e idealizado que dista de cómo somos realmente.
- Es absurdo tratar de gustar a todo el mundo. Mostrarnos como somos, sin postureos, nos ayuda a conectar con nuestros pares y obtener así un 'networking' más directo y efectivo.
- Si hace que predomine la visibilidad personal por encima de su realidad profesional y de la relevancia apoyada en hechos, comete un grave error.
- Debemos trabajar muy bien nuestro modelo de negocio y nuestro mensaje, que son ejes de nuestra marca personal. Y hay que ser 'encontrable' en todos los medios.
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