Más vacaciones, la receta para ser productivo... y feliz
TINO FERNÁNDEZ MADRID
Richard Branson cree que sólo diez días de media para las vacaciones es una desgracia que va contra la productividad y la satisfacción laboral. Son momentos de replantearnos la gestión del tiempo.
Cada año es lo mismo. La sobredosis de tiempo libre que nos brindan las vacaciones nos coloca habitualmente en la rueda de hámster del "no me gusta mi trabajo, ni mi horario"; "tengo que irme cuanto antes"; "mañana mismo empiezo a buscar otro empleo"; "voy a cambiar de vida para tener más tiempo para mí"; "hablaré con el jefe"... y toda una serie de reproches al trabajo que tenemos, a la empresa que nos lo proporciona, a nuestros superiores y a la vida laboral que llevamos. La Semana Santa que ya se acaba es un aperitivo de los propósitos profesionales que nos fijaremos el próximo verano y que, cada vez más, tienen que ver con el tiempo libre, su gestión y disfrute antes que con otras recompensas, como un acenso o el sueldo. En épocas como ésta afloran las exigencias para gestionar el tiempo de forma diferente y para adecuarlo al trabajo que queremos tener y a la carrera que nos gustaría desarrollar.
En esa búsqueda del trabajo ideal que incluye el horario perfecto nos encontramos con dilemas que tienen que ver con la conciliación, la autogestión del tiempo, el presentismo, la productividad, las recompensas, la cultura corporativa basada (o no) en el resultado y la eficacia, o con el control por parte de las empresas.
El exceso de tiempo trabajado influye negativamente en la creatividad y en el talento organizativo
Básicamente, se trata de que la productividad se logra con quien está verdaderamente motivado y enganchado, y esto no puede relacionarse con el mero hecho de estar presente en la oficina. Un estudio realizado por Workmeter confirma que el 14% de la jornada se dedica a la revisión del correo electrónico y un 61% a reuniones ya previstas.
Así, con una jornada media de más de nueve horas diarias, sólo son productivas las seis primeras. La cuestión es que el exceso de tiempo trabajado, y el hecho de centrarse en el presentismo influye negativamente en la creatividad y en la capacidad de innovación, e impacta en la calidad del talento organizativo. Además, incrementa la rotación y limita el acceso de profesionales con talento a posiciones superiores.
Autonomía para gestionar las vacaciones
Un revolucionario de la gestión del tiempo como Richard Branson, fundador de Virgin y emprendededor multimillonario en serie, ha lanzado la andanada más reciente contra el presentismo, apelando a la responsabilidad de los empleados y confiando en su eficacia.
Es conocida la política de Branson de dejar que sus empleados se tomen las vacaciones que quieran, siempre que hagan su trabajo (ver apoyo adjunto). Ahora, además, el fundador de Virgin ha criticado algunos modelos de trabajo de países que conceden periodos de asueto insuficientes (a su jucio) a los empleados.
En una reciente conferencia de la que se hace eco Inc.com, Branson decía que la cantidad de vacaciones (una media de diez días) que la gente tiene cuando trabaja para compañías americanas "es una desgracia. ¿Cómo es posible encontrar tiempo real con los hijos o la pareja -tiempo de calidad real- si realmente uno no tiene tiempo de vacaciones?". Branson recordaba además que numerosos estudios demuestran que contar con más tiempo libre es positivo para la carrera profesional y para la productividad de las empresas.
Felicidad, productividad y más tiempo libre
Hay quien opina, sin embargo, que estas teorías que favorecen la autogestión y que dan mayor libertad para escoger y decidir implican, básicamente, pagar más por trabajar menos.
La productividad y la eficacia ya no pueden relacionarse con el mero hecho de estar presente en la oficina
No piensan eso en compañías como la neozelandesa Perpetual Guardian, una firma de administración de propiedades que ha decidido mantener el sueldo de sus empleados aunque trabajen un día menos a la semana. El experimento sociolaboral de Perpetual -felicidad profesional asociada a la gestión del tiempo- muestra que sus empleados no están trabajando menos por el mismo sueldo, ya que se advierte un aumento del 24% en el equilibrio entre la vida personal y la profesional; los empleados regresan al trabajo mucho más motivados; baja el absentismo; aumenta la puntualidad y se incrementa la creatividad. Su fórmula de la semana de cuatro días parece funcionar.
Hay que recordar que, en Europa, países como Suiza han encabezado las clasificaciones de felicidad elaboradas por Naciones Unidas, y esta satisfacción se puede relacionar con el hecho de que los suizos cuenten con cuatro semanas de vacaciones, lo que no les ha impedido encabezar asimismo los ránking de competitividad del Foro Económico Mundial, igual que Finlandia o Alemania, que cuentan con cinco semanas y un mes de vacaciones respectivamente.
España se sitúa entre los países con las vacaciones más largas del mundo. Según una encuesta realizada por Expedia, nuestro país alcanza los 30 días anuales. Somos primeros en un ránking en el que nos sigue Francia, por delante de Irlanda (21 días) o Japón (11 días).
Pero también somos líderes en días festivos y en horas trabajadas, algo que inevitablemente nos lleva a hablar de la productividad.
En el caso de los alemanes hay que destacar la influencia de sus sindicatos (en algunas empresas éstos intervienen en los consejos de administración) en cuestiones de gestión de los horarios laborales: IGMetall, de Volkswagen, llegó a un acuerdo que permite a sus miembros trabajar 28 horas a la semana durante un máximo de dos años, normalmente cuando tienen niños pequeños. En este caso, el cuidado de los hijos ha dejado de ser algo exclusivo de las mujeres.
Este sindicato también impulsó una regulación para favorecer que, durante unas horas al día, los trabajadores dejaran de recibir correos electrónicos o llamadas telefónicas relacionados con el trabajo, en lo que se conoce como desconexión digital, que pone límites a la dedicación de 24 horas que exigen cada vez más organizaciones.
En España, la primera empresa que reconoció el derecho a esa desconexión fue Axa que, salvo causa de fuerza mayor o circunstancias excepcionales, permite que los trabajadores no respondan a los emails o mensajes profesionales fuera del horario de trabajo.
El control de horarios en España fomenta el 'presentismo' y va contra los nuevos modelos de trabajo
En Alemania, también el comité de empresa de BMW ha peleado por reconocer el derecho de los trabajadores a permanecer inaccesibles, por correo electrónico o teléfono móvil, fuera de su horario laboral, o a compensar esa disponibilidad permanente con tiempo libre adicional.
Y siguiendo con los ejemplos pioneros, Porsche decidió hace año y medio que sus empleados no tienen por qué recibir correos electrónicos fuera del horario laboral de lunes a viernes y tampoco los fines de semana. La solución es borrar los email, o devolverlos a sus remitentes de forma automática cuando éstos lleguen a horas intempestivas.
En su momento, General electric decidió ofrecer vacaciones ilimitadas a unos 30.000 empleados (más del 40% de la plantilla) en Estados Unidos. Era otra iniciativa en pro de conceder a los empleados la posibilidad de escoger cuándo y dónde van a desarrollar sus actividades, o incluso la necesidad de acudir a la oficina. La condición era similar a la impuesta por Branson: que cumplan con su trabajo y obtengan la aprobación de su jefe.
Suecia, a la que muchos consideran un laboratorio de la flexibilidad laboral, mantiene algún experimento que propugna una semana laboral de 30 horas para reducir el absentismo, y una investigación del Melbourne Institute of Applied Economic and Social Research sostiene que "trabajar más de 25 horas a la semana afecta negativamente a los profesionales de más de 40 años".
Y compañías como Adobe Systems brindan años sabáticos por cada lustro de permanencia en la empresa. Boston Consulting Group otorga a los profesionales que llevan en la consultora a partir de cinco años un periodo de ocho semanas "para reflexionar y rejuvenecerse".
De la utopía a los sistemas de control
En todo caso, en España los ejemplos flexibles tendrán un contrapunto de otro tiempo a partir del próximo 12 de mayo, cuando sea obligatorio en nuestro país el registro diario de las horas de trabajo de los empleados, cuyo incumplimiento por parte de las compañías será calificado como una infracción laboral grave.
Se trata de controlar el exceso de horas trabajadas o de horas extra, y de que éstas sean retribuidas, pero este sistema de vigilancia implica un retroceso organizativo que no tiene en cuenta la nueva gestión del tiempo y tampoco los nuevos modelos de actividad, la productividad, la flexibilidad laboral, la meritocracia y la consecución de resultados.
Mientras otros sistemas flexibles ya citados se basan en la responsabilidad del empleado y en la confianza del empleador en éste, la obligación de fichar implica tratar a los profesionales como a menores. Sin olvidar el hecho de que esa desconfianza en el empleado puede llevar a que muchos decidan prolongar la jornada para que le paguen horas extra.
La obligación de fichar no soluciona los problemas derivados del presentismo, sino que se convierte en un caldo de cultivo para la cultura de "estar" frente a la de "hacer" que fomenta los resultados. Y tampoco ayuda a quienes practican las nuevas fórmulas de actividad, a los que deciden trabajar por proyectos, sin jefes, con otros modelos de jerarquía o de flexibilidad laboral y a los que trabajan sin acudir a la oficina.
Tiempo libre ilimitado si cumple con su trabajo
Richard Branson, fundador de Virgin, es conocido por ser partidario de que sus empleados puedan cogerse las vacaciones que quieran, siempre que hagan su trabajo.
El modelo de autogestión que defiende implica el reconocimiento de que es posible trabajar desde cualquier sitio si se confía en la profesionalidad de el equipo.
Branson no está solo en estas teorías flexibles:el magnate mexicano Carlos Slim ha llegado a proponer una semana laboral de 3 días y 33 horas para reducir la tasa de desempleo, y "tener libres otros cuatro días y dedicarlos a la familia, a innovar, a cultivarse o a crear".
Richard Branson permite a sus empleados cogerse tantos días como necesiten "asumiendo que se irán cuando estén 100% seguros de que ellos y sus equipos pueden hacer frente a los proyectos que tienen y que su ausencia no va a dañar el negocio y, en consecuencia, a sus carreras profesionales".
De alguna manera, el modelo del fundador de Virgin se inspira en la estrategia seguida por Netflix, para la que la moral de la compañía, la creatividad y la productividad se incrementan desde que no hay límites para los días libres. También McDonald's o Wal-Mart han establecido modelos que incluyen un incremento del sueldo con vacaciones pagadas para aquellos trabajadores que lleven más de un año en la compañía.
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